Compositora, pianista, cantautora y estudiante de periodismo. A sus 22 años, Francisca Valenzuela, la denominada “princesa del rock”, se alista para aterrizar con su música en México. Suena a glamour, pero con su copada agenda a veces se tiene que conformar con almorzar un completo.

ENTREVISTA ESCRITA PARA KILOMETRO CERO. FOTOS DE ALEJANDRO BRUNA





Francisca es puntual y acelerada; habla a mil por hora mientras caminamos al Mr. Cook de Portugal. Viene llegando de Temuco, donde tocó junto a Denisse Malebrán. Luego de eso fue con su banda a comerse un completo. Quedó decepcionada porque la palta parecía “diluida en jugo de limón”. Nada que ver con los completos que compramos, con harta palta natural, y que comimos sentados en una plaza con un par de palomas revoloteando cerca.



Tratando de no manchar sus pitillos con palta, la Fran me cuenta que acaba de firmar con Pablo Vega, el manager de Kudai. Aunque dice que artísticamente hay “cero identificación” con ellos, está feliz. Con Vega prepara su arribo al D.F. y la internacionalización de su música. Mientras limpia con una servilleta una mancha de la palta rebelde, que insiste en caer, cuenta que tiene una oferta para hacer música para una obra de teatro y una canción para un programa de Canal 13. Con tanto ajetreo le pregunto si tiene tiempo para dormir y comer. “Yaaa, tampoco es pa’ tanto. Hay muchas horas en el día”, dice sonriendo. Pero reconoce que a veces no alcanza a hacer un alto y termina casi que "comiendo un sándwich de la Esso de la esquina". “Súper poco glamoroso”, le digo riéndome. “Quizás debería conseguir un auspicio”, bromea. “De sushi; me encanta el sushi”, puntualiza.



Se declara más de restaurantes, y cuando tiene tiempo va a La Tetería (Santa Magdalena 86) y al café de su guitarrista, el Brixton (Ramón Carnicer 83). También le gusta el Liguria, pero le carga cuando pide un plato y se lo traen “bañado en cilantro”. “No me gusta el cilantro, créelo o no. Tampoco el cochayuyo ni guatitas, interiores, potito, lengua… o crudos. Si puedo evitarlo, bacán”, explica. Su punto débil son los dulces. “Soy seca para los postres. Como harto chocolate, helado, manjar… Dulcera total”, acota.





―Qué raro que seas tan dulce, siendo que se supone que eres medio ácida– le digo divertido, pues el juego de palabras de su canción “Dulce” le ha ganado titulares como “la chica de mal genio”. ―La ironía de la vida– contesta riendo.




Admite ser fanática de la Nutella, la mantequilla de maní, y que es bien gringa para sus gustos. Esto se lo debe a que vivió toda su infancia en California. A los 12 años publicó en Estados Unidos la recopilación de poesía Defenseless Waters, destacado por Isabel Allende. Luego volvió a Chile para terminar el colegio. En 2006, a sus cortos 19 años, editó sus primeros singles, por los que la catalogaron como “la cantante revelación”.

Ahora anda con muchas cosas en la cabeza. Lidia con la universidad, las tocatas y el lanzamiento en México de su disco Muérdete la Lengua (2007). Además, está componiendo. Dice que tiene unos temas con guitarra “súper folky”, por ejemplo “Salvador”. Pero no va a ser todo folk. “Soy súper fan del hip-hop, del electro-pop, del rock también. Todo depende de lo que potencia una canción”, acota, tomando los últimos sorbos de jugo de naranja que acompañaban al Italiano. Y con una servilleta, limpia los restos de palta de sus dedos; bien lady.

ESTA ENTREVISTA SE HIZO PARA LA SECCIÓN "HAMBRUNA" DE KILOMETROCERO.CL