Crea melodías jugando, los premios la tienen sin cuidado y anda por la vida lo más pausada posible, con su estilo hippie, sin superficialidades. Todo fluye para esta chica, que fue nominada al Grammy Latino por su primer single “Millones”, y que hará el lanzamiento de su disco Almismotiempo este mes.

ENTREVISTA ESCRITA PARA KILOMETRO CERO. FOTOS DE ALEJANDRO BRUNA







El sushi de Sushi & Beef (Santa Filomena 111) es barato y sencillo. Camila Moreno pide dos bandejas plásticas con un surtido de rolls y almorzamos en una mesa a la sombra, un break atípico en ella. Ha estado a full con el lanzamiento de su primer disco, Almismotiempo y en muchas ocasiones simplemente obvió el almuerzo. Un año de stress que hizo que bajara ocho kilos, dice abriendo su bandeja de sushi. Camila ha tenido una carrera vertiginosa, aunque ella trata de tomárselo con calma. Su primer single, “Millones”, fue nominado en la categoría de Mejor Canción Alternativa en los Grammy Latinos, algo que la tuvo sin mayor cuidado. “Fue bueno. Piola. Pero no lo tomo en serio. Sería absurdo tener aires de diva por eso”, sintetiza sonriendo. No se dejó atrapar por las luces de Las Vegas, pero reconoce que lo pasó bien. “Estuvo entrete, aunque tiene un lado muy patético. Es como una película de David Lynch. Es todo muy plástico”, acota, agarrando un roll California. Esa falsedad le desagrada y Camila la evita: no sonríe forzado, toca lo que le sale y come sano por un tema de salud más que de estética. “Voy al McDonald’s una vez cada cinco años, a reírme. No como frituras ni dulces. Si todos los días comes lechuga y un día comes chocolate o papas fritas, es un panorama”, aclara. Reconoce ser salada por naturaleza. “Cuando chica tenía alergia al plátano, a los colorantes, entonces los dulces no me llaman”, afirma, aunque su placer culpable son los Rocklets. “Pero los del paquete naranjo”, aclara, jugando con los palillos con que come sus rolls. El sushi es su “comida perfecta”, porque no come carnes rojas. No le gustan mucho, pero hay excepciones: “Cuando quiero romper mi rutina, me gusta la carne mongoliana”, confiesa riendo. Es cuidadosa en las elecciones que hace, desde su dieta hasta su música. “Me preocupo de lo que quiero decir, la letra, el mensaje”, dice, muy zen. Eso es lo importante, los adornos no le importan. Como el sushi que come: sin wasabi, y acompañado con un vaso de agua. “Lo que importa es lo que transmites. El arreglo, en cuanto a notas musicales, importa sólo si logras transmitir una emoción con eso, que se complemente con la letra”, explica. No es fan de los excesos, tanto en la música como en la comida, y en general es de gustos simples: ama el cochayuyo y las ensaladas, y si tienen cebolla, mejor. “La cebolla normal, no la morada”, especifica. “Y con harto aderezo”, agrega. Se declara “aliñadora oficial de ensaladas”. “Mezclo jugo de limón, salsa de soya, aceite de oliva y un poco de mayonesa. A veces mostaza. Bien condimentado”, se saborea. Para su música usa menos elementos, pero se toma las mismas libertades al momento de crear una melodía. “”Millones” tiene sólo tres acordes. Y me di esa libertad, porque la música es muchas cosas, pero por sobre todo es un juego. Es una forma de expresarse, de canalizarse… de webear”, dice riendo, aludiendo a lo que toca con su guitarra. “Yo hago lo que me sale”, puntualiza. Le han dicho que su disco es neo folk, pero ella no concuerda. “No siento que esté haciendo folk, pop, ni nada. No me pongo a hacer música pensando en que estoy haciendo un estilo. Toco guitarra por puro que es el único instrumento con el que sé mentir mejor. Miento, lo invento todo no más”, explica, sintetizando su forma de crear: no es docta, por eso se dedica a jugar. “Ahora tengo un piano, y empecé jugando con un ritmo de samba, y a raíz de eso empecé a jugar con los tonos, acordes…”, cuenta. Camila no se cierra a ningún tipo de música: “Me carga el reggaetón, esa onda de ’soy el rey, vengan mis nenas, yeah’, me apesta. La carga sexual la encuentro asquerosa. Pero igual jugaría con sus ritmos”, explica tomando los últimos sorbos de agua. ESTA ENTREVISTA SE HIZO PARA LA SECCIÓN "HAMBRUNA" DE KILOMETROCERO.CL