No es goloso, no come postres ni es fan de los asados. Tomás González, el gimnasta de 23 años que obtuvo medalla de plata en el Campeonato Mundial de Gimnasia en Stuttgart, Alemania, mantiene una vida sana, llena de lechuga y comidas balanceadas, pero igual a veces se escapa de su dieta y come en un Burger King.
ENTREVISTA ESCRITA PARA KILOMETRO CERO. FOTOS DE ALEJANDRO BRUNA

El Burger King de Apoquindo 6009 está casi vacío cuando llego corriendo a juntarme con el gimnasta. Por suerte Tomás González es relajado y tranquilo, y no se hizo rollo por mi atraso: simplemente pidió un pollo grill con papas fritas, una bebida mediana, y agarró mesa en el segundo piso del local.

Me cohíbo frente al deportista. No porque tenga complejo de alfeñique, sino porque es el atleta que sacó el histórico séptimo lugar en el Mundial de Gimnasia de Londres y que es carta chilena para los Juegos Olímpicos 2012. Luego de mascar la crocante deluxe de pollo le pregunto por su rutina. Tomás explica que se levanta cerca de las ocho de la mañana, desayuna un pan con jamón, queso o palta, y luego del café con leche ya está entrenando, hasta la hora de almuerzo. Almuerza en su universidad una ensalada y un plato de fondo, proteína y carbohidratos, y se va a clases, sin postre. “Postre generalmente no como. En mi casa no nos acostumbraron al postre. O sea, de repente, a veces había una jalea o algo así”, explica sonriendo. Después de clases entrena hasta las siete de la tarde, y llega a tomar once a su casa, que es casi lo mismo que el desayuno. Luego cena algo parecido al almuerzo. A veces se escapa un ratito a la casa de su polola, y los sábados intenta ver a sus amigos. “Los viernes de repente salgo, pero un ratito, porque los carretes a veces parten a las 12. Estoy acostumbrado a perderme cosas, como el viaje de estudio. Son opciones que asumo, y ahora que veo los frutos del esfuerzo, todo valió la pena, incluso los malos ratos”, sintetiza, antes de atacar las papas fritas. Tomás lidió con muchos problemas en silencio antes de ser el chico amado por la prensa, como el desorden al interior de su federación, que no lo había inscrito para el campeonato en Alemania. “Tuve que cambiar todo el entrenamiento, hacer una rutina de un día para otro. Pero me ha pasado tantas veces, que ya estoy acostumbrado a estos problemas inexplicables. Aunque gane los Juegos Olímpicos va a pasar lo mismo”, explica. Ahora está enfocado en su entrenamiento, de lunes a sábado, cuatro días con seis horas y dos días con tres horas diarias, en el Estadio Manquehue, porque esto, para él, es “como una pega”. Tiene tres grandes pasos en la mira: “los Odesur 2010, que son importantes para Chile, los Panamericanos de Guadalajara el 2011 y el Campeonato Mundial para clasificar para Londres. Después de todo eso me dedicaría a terminar mi carrera universitaria”, calcula el estudiante de kinesiología de la Finis Terrae Mientras, Amy Winehouse canta “Tears dry on their own” en los parlantes del Burger, le pregunto qué es lo más freak que ha comido. “Corazones de pollo, a la parrilla. Pensé que eran malos, y al final no tanto”, revela. No es mañoso; come prietas y casi de todo, menos interiores.

“Tengo suerte, porque me gusta comer sano. No soy muy antojado. Me gusta comer rico, pero no me voy en excesos”, aclara. “Si no tengo hambre, aunque me pongan la comida más rica del mundo, no voy a comer”, aclara el deportista.

- ¿Tienes algún placer culpable?, le pregunto. - El pie de limón, puede ser. Tampoco como mucho. Chocolates, pero nunca me como una barra entera. Te mentiría si te digo que soy ansioso. Quizás el McDonald’s. En los asados tampoco como tanto. González dice que por practicar un deporte poco masivo le ha costado que le den difusión a los resultados. “El 2007 gané la Copa del Mundo y no salió casi nada. Ahora es distinto. Tuve la suerte que el partido de Chile se suspendió en Alemania y todos los medios se fueron a la ciudad donde yo estaba, en Stuttgart”, acota.

Luego de eso vino la donación de 80 millones de Farkas. Todo partió como una broma cuando le preguntaron en una conferencia de prensa qué haría si no lo apoyaba el Estado. “Hablaría con Farkas”, dijo entre risas, pero al día siguiente lo llamó uno de sus representantes. Con eso acaparó portadas y, sumando medallas y logros, hoy el gimnasta es carta fuerte del deporte nacional. Igual le complica la presión y que a nivel social aún es poco comprendido: “Para mí es lo más importante. Puedo parecer pesado, pero la gente no entiende de qué se trata. Onda, “tú haces la cinta”. Me ofende. ¡Cuándo has visto un hombre con cinta! Ahí no sé si me están hueviando o si en verdad no saben. Te entiendo tener que explicar las cosas técnicas, como un mortal atrás con tres giros o un doble mortal extendido con un giro. Por suerte ahora hay más interés y tienen más fe”, puntualiza, antes de tomar el último sorbo de bebida.

ESTA ENTREVISTA SE HIZO PARA LA SECCIÓN "HAMBRUNA" DE KILOMETROCERO.CL