Fue cargador de la Vega Central, librero, y obrero textil, pero como dramaturgo, Juan Radrigán remeció el teatro chileno. Considerado el Samuel Beckett chileno, para la versión Bicentenario de Santiago a Mil vuelve Hechos consumados, una de sus obras más exitosas y reconocidas por la crítica especializada.
ENTREVISTA PUBLICADA EN KILOMETROCERO.

Sábado. La Plaza de Armas está repleta de niños bañándose en la pileta, capeando el calor de la tarde. Incluso los pintores que normalmente están al lado del café Marco Polo desaparecieron, pero ahí, tomando un café con leche, está Juan Radrigán, el dramaturgo oriundo de Antofagasta, ganador del premio Altazor 2005 por Beckett y Godot y que cuenta con más de 30 años de creación literaria y teatral. Hoy se reestrena una de sus obras más alabadas: Hechos consumados.

Con 73 años, el escritor cuenta con numerosas obras a su haber, además de reconocimientos varios, como el Premio Agustín Siré por trayectoria dramática. Dentro de sus obras más reconocidas está Hechos consumados, distinguida por el Círculo de críticos de Arte como Mejor obra chilena y ganadora de un Premio Apes en 1999 cuando Alfredo Castro la repuso, con Amparo Noguera y José Soza en los protagónicos. Incluso tuvo una versión cinematográfica, con Loreto Valenzuela en el protagónico femenino.

Y es que desde su estreno en 26 de septiembre de 1981, la historia de Marta y Emilio, dos marginados sociales que no tienen dónde vivir, ha conmovido a todo espectador que la ha visto. Ahora regresa en 2010 como parte de la selección Bicentenario de Santiago a Mil, bajo la dirección de Alfredo Castro y con Noguera y Soza en los protagónicos nuevamente.


Cuando hicieron el montaje en 1999, con Amparo Noguera y José Soza, ¿cuál fue su impresión de la puesta en escena, y en particular de la actuación de Amparo?
Muy buena, encontré la puesta en escena muy buena. Alfredo involucró a la clase media en la obra, algo que no estaba pensado. Y las actuaciones eran sorprendentes. Yo lo vería igual como lo hizo, pero me da la idea que va a cambiar a algún actor…

Los dos actores secundarios, Benjamín Vicuña y Pepe Herrera, serán reemplazados por Rodrigo Pérez y Felipe Ponce. Pero lo que le importa a Radrigán es que estén Noguera y Soza. “Esos son los pilares, desde que la hicimos con el Teatro El Telón. Trabajamos una propuesta completamente diferente. Cuando la estrenamos, el ’81, era otra cosa”, explica el dramaturgo, encendiendo un cigarro Kent Silver.

¿Qué es lo que más recuerda de ese tiempo?
Había una verdad, sinceridad, de cosa popular muy bonita en los actores. La unión me gustaba mucho, y la sencillez con que hacían la obra. Una sencillez aparente, porque es una obra difícil.

La soledad y la marginalidad son temas recurrentes en sus obras. ¿Cuál es la razón de reiterar su postura al respecto de esos temas?
La soledad y la marginalidad están trancadas en la sociedad chilena, en nosotros. Todavía persisten, están bien profundos y calan hondo. Es algo continuo. Aunque sea un país estupendamente sub-desarrollado, los temas se mantienen, porque desde la Biblia que le damos vuelta a la misma cosa: la soledad, la muerte, el desamparo, la necesidad de ternura.

En ese sentido, ¿cuál de los personajes en Hechos consumados requiere más ternura?
Emilio. Marta tenía una posición bien definida, a pesar de lo que le había pasado, él es mucho más desamparado. No tiene un lugar. Lo que cruza mi dramaturgia es la necesidad de un lugar donde existir. Eso es lo que se ve en la mayoría de mis obras. Han resistido mucho tiempo. No sé si habla muy bien de la sociedad, porque significa que no ha cambiado mucho,

En El loco y la triste vemos también una relación hombre-mujer de desconfianza y vulnerabilidad que llega a ser súper conmovedor, al igual que en Hechos consumados. ¿Cuáles son los paralelos entre esas dos obras?
¿Sabes lo que se me ocurrió mucho tiempo después? Debería haber escrito que todos los personajes se llamaran exactamente iguales en todas las obras. Que Marta y Emilio recorrieran las distintas obras, porque los personajes están muy ligados. El sentimiento los une.

Según usted, ¿con qué hay que irse para la casa luego de ver Hechos consumados?
Con el problema central, el enfrentamiento de los iguales, que por razones bárbaras y económicas se convierten en enemigos. Son transformados en enemigos, a pesar de ser iguales. Eso es lo más duro de la obra. Es algo que sigue. Estamos enfrentados dentro de la misma clase social. No se pelea con el otro, sino que entre nosotros.

Cuando escribió la obra, Radrigán explica que era en época de dictadura, cuando prohibieron las huelgas. “Cuando se declaraban a huelga, esperaban un tiempo muy corto, un mes, y no solucionaban el problema, sino que despedían sin ninguna consideración. Cuando una huelga llevaba 25, 28 días, empezaba a aparecer mucha gente afuera de la fábrica, esperando que despidieran para ir a pedir trabajo. No había solidaridad, era sálvese quien pueda. Es una de las cosas fuertes que me llevó a escribir la obra”, rememora Juan, encendiendo el segundo cigarro.

¿Es necesario el humor para tener una visión más completa de temáticas complejas?
Sí. No es que sea necesario, pero el humor le viene bien a una obra siempre que brote de la situación y no que sea un chiste impuesto por el autor, sino que de la misma situación salga. Es aireador, da un respiro el humor, siempre que no se transforme en sketch.

El absurdo de la obra se da por los absolutos. Para usted, ¿los absolutos son absurdos?
Más que los absolutos, las situaciones que no logramos comprender. Eso se torna absurdo. Que alguien no quiera correrse dos pasos para salvarse es absurdo, pero hay una lógica interna, dentro de la situación, que hace que tenga sentido, pero se torna absurda para los demás.

¿Cuál es la obra que recuerda con más cariño?
Beckett y Godot. Me encantó escribirla, me encantó como quedó y me encantó la actuación. Hay una medida para el autor, que es cuánto quedó plasmado de lo que quiso decir. Y ahí hay una correspondencia casi absoluta entre lo que yo quería decir y lo que quedó plasmado –finaliza sonriente antes de terminar su cigarrillo.

Hechos consumados
Dónde: Teatro La Memoria
Cuándo: 7-11; 14-16; 18 y 21 de enero. 21 hrs.
Cuánto: General $5.000. 25% de Descuento (Club La Tercera o Movistar) $3.750. Estudiante y 3ª edad $3.000